El incómodo abrazo entre Javier Milei y Patricia Bullrich.

La semana posterior a las elecciones generales reflejó a la perfección la obscenidad que marcó la campaña presidencial. ¿Qué pasa con lo que queda de Juntos por el Cambio?

Por Tomás Demarco

28 de octubre de 2023


(Es la cuarta vez que borro lo que ya tenía escrito porque esta semana cualquier análisis u opinión queda obsoleto en cuestión de horas)

La noche del domingo nos sorprendió a todos con Sergio Massa imponiéndose con más del 36% de los votos, forzando una segunda vuelta con el candidato de La Libertad Avanza, quién obtuvo un poco menos del 30% de las adhesiones. No tuvieron que pasar ni 48 horas desde que se dieron a conocer los resultados para que se confirme lo que la mayoría de los que estamos más o menos politizados sospechábamos, Patricia Bullrich y Luis Petri anunciaron que apoyarán la candidatura de Javier Milei de cara al balotaje, en nombre de los 6 millones de ciudadanos que acompañaron a Juntos por el Cambio.

Ya el lunes algunos dirigentes y periodistas hablaban de una reunión entre el libertario y el ex presidente Mauricio Macri, que todo indica que fue el artífice de esta nueva alianza. Los términos del acuerdo no están claros; mientras que el jefe espiritual de lo que queda del PRO afirmó que “es un apoyo incondicional, no hemos pedido nada, no se habló de ningún cargo”, del lado de La Libertad Avanza, diputados y senadores amenazaron con desertar debido a que se estaban negociando cargos y cajas con el macrismo.

La contracara de la paupérrima performance de Patricia Bullrich, abrazando al que una semana atrás la denunció por poner bombas en un jardín de infantes, fue la reacción de la Coalición Cívica, la Unión Cívica Radical y muchos dirigentes del PRO, que se manifestaron en contra de lo expresado por la fórmula que encabezó la derrota. Tanto la UCR, como la CC y el Peronismo Republicano (agrupación de Miguel Angel Pichetto) ratificaron que los partidos no apoyarán orgánicamente a ninguno de los dos candidatos, mientras que el PRO aún no emitió una declaración oficial.

Hay que reconocerle un gran mérito a Mauricio Macri en la debacle del espacio opositor, que la chocó cuando tenía el camino allanado para volver a ser gobierno. Algunos dirán que es una cuestión de ego, que no soportó pensar en su sucesor con la banda presidencial por el partido que él mismo fundó. Otros, que es un súper político que vió antes que nadie el potencial de Javier Milei y se subió al barco primero. Yo descreo profundamente de la conspiranoia twittera y elijo creer que el 99% de las veces la realidad política es mucho menos enroscada: Macri se equivocó. Pifió. Una vez tras otra, desde que forzó a María Eugenia Vidal a pegar su boleta de gobernadora a la presidencial -condenandola a una derrota estrepitosa-, fue el autor de una serie de errores no forzados que llevaron al PRO y JxC al peor resultado electoral desde su fundación.

¿Cómo llega Juntos por el Cambio a este resultado?


Un poco de historia reciente

Allá por marzo del 2015, la Unión Cívica Radical convocó a sus convencionales nacionales en Gualeguaychú para definir la estrategia electoral que adoptaría el partido de cara a los comicios del mismo año. Allí se presentaron dos alternativas: el ex vicepresidente Julio Cobos, con el apoyo de Gerardo Morales, impulsaba la conformación de una amplia coalición opositora, que incluía lo que hasta entonces era el Frente Amplio UNEN (con la CC, el socialismo y Libres del Sur), el PRO y el Frente Renovador, postura que contaba con el apoyo, entre otros, del actual presidente del comité nacional, Gerardo Morales. La otra propuesta era confluir en el espacio que a posteriori sería Cambiemos, con el PRO y la Coalición Cívica -excluyendo al Frente Renovador de Sergio Massa-, posición que sostenían el entonces titular de la UCR Ernesto Sanz, Oscar Aguad, el “Coti” Nosiglia, entre otros.

Ernesto Sanz junto a Julio Cobos.

Tras 13 horas de debate la postura de Sanz se impuso por 186 votos a 130, y se selló la conformación de Cambiemos, ante el repudio de la Juventud Radical que acusaba al mendocino de “haber entregado el partido a la derecha”. Así nació Cambiemos, hoy Juntos por el Cambio, una coalición electoral que sobrevivió más de 8 años, un gobierno y 5 elecciones, pero que hoy parece asomarse al abismo. El resultado es conocido: Mauricio Macri ganó las primarias de la oposición, posteriormente venció a Daniel Scioli en el balotaje y gobernó hasta el 10 de diciembre de 2019 al perder la reelección en un contexto de profunda crisis social y económica.

Durante el macrismo la asociación entre el partido centenario y el PRO se limitó a una alianza electoral y legislativa, con algún que otro radical en el gabinete, pero sin influencia real en el gobierno. Esto le valió muchas críticas y más de una discusión en los comités radicales que amagaron con romper, y sin embargo se resignaron a ser furgón de cola del vecinalismo porteño.

Las legislativas de 2021 dieron como resultado importantes victorias encabezadas por dirigentes radicales, como Cobos y Cornejo en Mendoza, Losada y Barletta en Santa Fé, De Loredo en Córdoba, Kronenberger en La Pampa, así como la gran elección de Facundo Manes (con más de un millón de votos en la primaria bonaerense), fortalecieron a la UCR que fantaseó con llevar a su propio candidato presidencial en 2023. Poco y nada duró la ilusión radical, que para sorpresa de nadie terminó desangrándose en la interna que enfrentó a halcones y palomas, y coronó a Patricia Bullrich como candidata presidencial.

Finalmente, el domingo alrededor de las 21:00 se sentenció el final de Juntos por el Cambio, al menos en los términos que hasta ahora conocemos a la coalición que en 2021 cualquier ser más o menos politizado preveía sucediendo al gobierno. Mauricio Macri, jefe espiritual del PRO, se encargó por todos los medios de esmerilar la figura del que supo ser su delfín en la ciudad, impulsando y tácitamente apoyando el proyecto presidencial de Patricia Bullrich, a quién también le soltó la mano una vez fue ungida como candidata del espacio.


Patricia Bullrich, Mauricio Macri y demás dirigentes de Juntos por el Cambio tras la derrota (REUTERS/Martin Cossarini).

Fin de ciclo

La derrota de Juntos por el Cambio parece ponerle el moño a un proceso que empezó en 2021 con la irrupción de Javier Milei en la escena política nacional. Ya en ese entonces los guiños entre Macri y Milei, empezaron a hacer ruido puertas adentro de la UCR. La particular fijación del libertario contra el radicalismo, Yrigoyen y Raúl Alfonsín -a quién se refirió más de una vez como “el fracasado hiperinflacionario de Chascomús”- le cierra la puerta a cualquier intento de tender puentes de cara al balotaje. Fijación que, dicho sea de paso, comparte con Mauricio Macri.

El PRO por su parte quedó políticamente desarticulado, la presidenta y su referente cortados por su cuenta, y dividido entre el sector de derecha más recalcitrante que aprieta para romper con la UCR y apoyar abiertamente a Javier Milei, y otro más moderado, las “palomas”, que apuestan a la neutralidad para mantener la unidad de la coalición.

De momento parece ser que Juntos por el Cambio logró mantener parcialmente la unidad, gracias a un encuentro clave entre los gobernadores del espacio, y según Gerardo Morales, presidente de la UCR, son Macri y Bullrich quiénes “están fuera de la coalición”. De todos modos, hoy ya resulta difícil pensar en una coalición unida única y exclusivamente por el antikirchnerismo, sin un modelo de país en común, sin un proyecto político compartido que vaya más allá de ponerle un límite al “vamos por todo”. Así, una vez diluida la amenaza de un peronismo figurado como una dictadura populista bolivariana, será complicado encontrar coincidencias que eviten una fractura, o al menos una reconfiguración entre el PRO, la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical.

Horacio Rodríguez Larreta y Elisa Carrió luego de la derrota de Juntos por el Cambio.

La Unión Cívica Radical se encuentra en una encrucijada similar a la de 2015: apoyar a Sergio Massa y conformar un gobierno amplio de unidad nacional o entregarse nuevamente a la derecha. El radicalismo ya no es el de 2015. Hoy cuenta con 5 gobernadores, 20 senadores, 45 diputados y cientos de intendentes en todo el país, y parece estar en manos de su dirigencia definir, no sólo qué oposición será a partir del 10 de diciembre, sino de qué gobierno será oposición.

Del entusiasmo con el que se proclame cada dirigente de cara al balotaje dependerá si Juntos mantiene la unidad un rato más, pero todo indica que la coalición tiene las horas contadas.


Tomás Demarco

Nacido y criado en el conurbano, crecido en San Luis y migrado a Córdoba. De chico quería ser presidente, ahora no tanto. Apasionado del fútbol y la política. Una vez un profesor dijo c’est la vie y me lo tatué. Para el peronismo un gorila, para el gorilaje, peroncho. Yo? Argentino.