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» TEMAS » POLÍTICA¿Por qué nadie la vió venir? 6 claves para pensar las PASO

La heterogeneidad del electorado, la fatiga hacia la política tradicional y la búsqueda de una alternativa al descontento. Claves para comprender lo que pasó el 13 de agosto.
Por Tomás Demarco y Emiliano Faccenda27 de agosto de 2023
El voto emocional
Voto bronca, esperanza, anti-política, son algunos de las expresiones que se usaron para intentar explicar los más de 7 millones de votos que obtuvo Milei el pasado 13 de agosto. Lo cierto es que, ya sea bronca, hartazgo, esperanza o decepción, el factor emocional resulta fundamental para comprender los resultados de las PASO.
Podemos afirmar que el voto de Milei no es, a priori, un voto ideológico. La sociedad no se derechizó. Como muestra el informe de la consultora Zuban Córdoba, si bien un 78% de los encuestados se mostró a favor de reducir el gasto de la política, una amplia mayoría rechazó varias de las políticas de shock que impulsa La Libertad Avanza, como la privatización de empresas públicas, el arancelamiento de la salud y educación públicas, la eliminación de la ESI en las escuelas, el cierre del Ministerio de la Mujer o la libre portación de armas.
Como vemos, el 30,04% que obtuvo Javier Milei no puede ser explicado sólo por una derechización del electorado argentino. Se ha intentado esbozar, bajo este supuesto, que se trata de un voto bronca. Ampliando el panorama, hubo un 32% del padrón que también expresó su enojo, hartazgo y desilusión absteniéndose. Para un sector de la sociedad, Milei, a su manera, representa un voto de esperanza.
Un votante heterogéneo
Los resultados del domingo pasado derribaron definitivamente uno de los prejuicios más repetidos desde el salto de Milei a la política nacional. El votante de Milei no es exclusivamente el libertario de twitter, ni el rappi porteño. Es también el comerciante ahogado de impuestos, el jubilado que no le alcanza para vivir dignamente y el padre que elige para sus hijos la educación privada porque en la pública pierden días de clases.
En un interesante estudio del grupo Betta Lab, se expone la heterogeneidad del votante al respecto de la clase social y los rangos etarios. De esta manera, consideramos que una porción importante de esos 30 puntos corresponde a una generación que se incorporó a la vida pública en los últimos 10 años, y no vieron más que una sucesión de fracasos de las dos coaliciones que gobernaron en ese período.
Hijo de dos fracasos
El crecimiento de la figura de Milei es paralelo al sentimiento generalizado de la anti-política, producto, en parte, de 10 años de estancamiento económico a la par de constantes escándalos de corrupción. En relación a este aspecto, entre 2013 y 2023 el país creció un 0,1%. Macri, que asume en 2015 con el eslogan de “Pobreza Cero”, deja el gobierno en 2019 con 4,2 millones más de argentinos bajo la línea de pobreza, la inflación superando ampliamente las metas dispuestas para ese periodo y una deuda de 50.000 millones de dólares con el Fondo Monetario.
Alberto Fernández, 4 años más tarde, llegó a la Casa Rosada con la promesa de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores y los jubilados. y se acerca al final de su mandato -pandemia y sequía mediante- con más pobres, una inflación anual de tres dígitos y con el peso perdiendo más del 80% de su valor respecto al dólar, según la cotización oficial.
Con estos números, no sorprende que más de la mitad del electorado le haya dicho no a las coaliciones que han gobernado el país en la última década. El mensaje fue claro: entre los votos que obtuvo La Libertad Avanza, y la abstención, hay 17 millones de argentinos que no se sienten representados por el sistema político.
Una dirigencia política abstraída de la realidad argentina
La política se encuentra hace ya un tiempo sumergida en una dinámica que dista mucho de la realidad que vivimos los argentinos y argentinas diariamente. La campaña, hasta el momento, careció por completo de propuestas y programas; ambas coaliciones, tanto Unión por la Patria como Juntos por el Cambio, se limitaron a intentar ordenar su propio desorden interno, con un discurso que a aquellos menos enterados del día a día de la política argentina no interpela en absoluto, porque habla de una realidad paralela. De ahí la falta de representatividad con la clase gobernante. Escuchamos a los principales actores políticos chicanear entre sí, en búsqueda del aplauso de un público inexistente.
En contraste, Milei aparece dando respuestas al problema que el oficialismo y la oposición no supieron resolver: la economía. La utopía dolarizadora del candidato liberal promete terminar con dos dolores de cabeza, la inflación y el bimonetarismo; y más allá de su viabilidad, se presenta como un horizonte claro y concreto, contra plataformas etéreas como “plan integral” o “desarrollo inclusivo”. Hasta el momento, el candidato de La Libertad Avanza fue quién mejor supo interpretar esa demanda de una sociedad agotada, que no encontró la salida que buscaba en 2015 y 2019.
Cuarentena y pandemia
La cuarentena dejó resonando -entre muchos otros problemas- que el Estado es un potencial restrictor de libertades, incluso de las más elementales como son la libre circulación, ir al trabajo o asistir a una reunión. Hay una demanda de reparación hacia el Estado en cuanto a las libertades restringidas que exige una oferta política.
En el final de la pandemia, todos los oficialismos del mundo sucesivamente perdieron en las elecciones inmediatamente posteriores, ¿por qué en Argentina no sucedería lo mismo? Sobre todo si tenemos en cuenta que, a la gestión de la pandemia, se le suma la ausencia de una conducción clara, un mal manejo de la política fiscal, una deuda impagable con el FMI y una inflación crónica que impacta directamente en el poder adquisitivo de los trabajadores.
Un sentimiento anti-progresista
Esta probablemente sea una de las pocas y más palpables coincidencias ideológicas que podemos identificar en el voto al candidato liberal; hace ya un par años que el progresismo en Argentina dejó de ser disruptivo y transgresor. Hoy, lo progre causa rechazo, incluso entre quienes no necesariamente se perciben como conservadores. Esta sensación Javier Milei la supo encarnar mejor que ningún otro candidato, declarando abiertamente en contra del aborto, la ESI o el feminismo sin ningún tipo de reparo.
El reduccionismo de un enemigo como la casta se puede deber, creemos, a una historia de hegemonía discursiva que abarca todo el debate en torno a derechos y conquistas sociales que hoy, para una gran parte de la sociedad, pasaron a segundo plano o carecen de significado.

Tomás Demarco
Nacido y criado en el conurbano, crecido en San Luis y migrado a Córdoba. De chico quería ser presidente, ahora no tanto. Apasionado del fútbol y la política. Una vez un profesor dijo c’est la vie y me lo tatué. Para el peronismo un gorila, para el gorilaje, peroncho. Yo? Argentino.

Emiliano Faccenda
Cordobés de la capital. Soy director de un medio que pensé para leer a los compañeros que escriben en él. Estudiante interesado en aprender a comunicar. Hablo de política casi siempre y de a ratos de El Señor de los Anillos.