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Atravesados profundamente por la desigualdad y ¿tenemos que aguantar?
Por Paola Siciliano19 de diciembre de 2023
Claro que hay que aguantar...
Quizás se crea que sea algo que de la nada se volvió sentido común, como un mantra que se repite para encontrar una paz interior que pareciera inexistente. Sin duda, lo hemos escuchado antes, como la poco brillante metáfora de la vicepresidenta del gobierno macrista de la luz al final del túnel porque “obviamente cuando uno sale del populismo, duele". Ahí está, quieren la naturalización del dolor del pueblo en ese túnel construido. Esa luz que envuelve ese futuro de esperanza que, como dijo Tato Bores, se pianta y jamás se alcanza.
Yo pensaba que todos son "buenos" hasta que les tocan el bolsillo. Pero claramente no es así. No solo te tocan el bolsillo, te lo dan vuelta y si tenías un bolsillo secreto, ese chiquito con algo ahí guardado, también va a quedar vacío y usted va a decir... hay que aguantar.
Claro, hay que aguantar, porque es muy probable que vos y yo, que nos tomamos el tiempo de conectarnos por acá, yo escribiendo y vos leyendo podamos "ajustarnos". Es muy probable, que les des de baja a todas esas plataformas que no hacen más que consumir tiempo de vida, o que en vez de comprarte ese perfume que tanto te gusta vayas a comprarte una colonia. O que esa plata que tenías destinada para dos, tres días de vacaciones la uses cargando hasta el tope el changuito. Puede, que en vez de comprarte el agüita mineralizada de las montañas porque considerás de vital importancia la hidratación para tu piel luminosa, decidas probar el agua de la canilla con gusto a cloro que al parecer no está tan mal.
Quizás, y es muy probable, que esa sea tu realidad... pero no es la de muchos.
Según los datos proporcionados por la Encuesta Permanente de Hogares realizada a 31 aglomerados del país, en el primer semestre del corriente año, un 40% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza ¿qué nos comunica éste índice? De manera estimativa, ya que no se estudia simultáneamente al conjunto completo de la población estudiada, 11.769.747 personas son pobres y dentro de estas cifras, 2.724.942 de personas son indigentes.
La señora que apareció diciendo "yo toqué un pobre" en una de las movilizaciones en apoyo a Mauricio Macri, refiere a que tuvo contacto con un ser humano atravesado por la exclusión y la necesidad. Es, esa mujer, esx niñx que se encuentra en desventaja en las diferentes dimensiones de la vida. Desde la materialidad, “el pobre” es esa persona que se encuentra en un hogar que no puede acceder a la canasta básica total mediante sus ingresos monetarios mientras que la indigencia se vincula con la inaccesibilidad a la canasta básica alimentaria, Aquí no trataré la determinación teórica y metodológica de tales indicadores ya que el sentido se entiende, así que sigamos. Muchas veces siento que lo único que importa en este mundo es hablar en términos económicos, y el sorteo del sueldo de M. -permítanme no mencionarlo ni referirme a él como presidente, gracias- juega de una manera un tanto siniestra en mi opinión con esa valorización de lo financiero de, no me importa si el que está sorteando la biyuya es un desquiciado con el cual no me reconozco si puedo obtener algo de ingreso extra -mi mamá se anotó a los primeros sorteos a pesar de mi indignación, así que si usted lo hizo no lo juzgo-. Perooooo… La pobreza no sólo se considera desde la perspectiva material, necesito decirle, que la pobreza no es, no presenta una entidad del ser, es construida socialmente, y se le atribuye de manera simbólica a quien es categorizado como “pobre” comportamientos sociales que deben ser cumplidos y otros, evitados. “Los pobres de ahora se tiñen el pelo, tienen celular”; señora, siguiéndole el hilo de su generalización a la cual me opongo, los ricos matan animales por diversión, hacen lo que usted hace, deshumanizar al otro, al pobre, al débil, evaden impuestos a lo loco, y dicen, como el empresario representante de la Unión Industrial Argentina: ¿limitar la jornada? ¿Para qué? ¿Para ir a hacer qué?
En esta nota, "los ricos se están volviendo más crueles", desde la mirada de un psiquiatra, se plantea el aumento del comportamiento cruel de los poderosos sobre una sociedad desamparada, inclusive por un Estado que ha sido saqueado y endeudado.
En términos del sociólogo Pérez Sáinz en “Una historia de desigualdad en América Latina”, unos pocos se apropian de la riqueza producida y acaparan oportunidades y recursos en el mercado de trabajo, de la tierra, de capital y de conocimientos perpetuando procesos de desigualdad que favorecen al desempoderamiento de una mayoría. Pasamos de hablar de pobreza, esa que hay que solucionar como un problema en sí, aislada y que se la puede poner en un portaobjeto para observarla y estudiarla bajo el lente de un microscopio, a hablar de desigualdad, aquella que se estudia en términos relacionales, donde no se puede mirar hacia abajo si no se mira hacia arriba, un concepto que tiene como inmanente el conflicto y la legitimidad. Es sumamente importante tener tatuado en la frente que no hay posibilidad de meritocracia alguna si no existe una igualdad de condiciones, punto.
A diferencia de “la pobreza”, a la que nadie se atreve a no considerarla como una problemática a solucionar con los idílicos de “pobreza 0”, la desigualdad suele ser ampliamente tolerada por el conjunto social. La no oposición del 99% de la población mundial al 1% que concentra casi el doble de riqueza que el resto de la población mundial se entiende desde la heterogeneidad de esa mayoría. Seguramente, usted “está aquí” y más precisamente se autoidentifica de “clase media” y puedo decirle, según el sociólogo francés Dubet, que usted señor, elige la desigualdad desde una estrategia de diferenciación y distinción donde la desigualdad es justa porque usted, no es ese pobre que vive de los planes sociales ni desea serlo. La desigualdad de las cifras mencionadas, no se vuelven una experiencia sociológica vivida, la desigualdad más viva es aquella que amenaza de una manera subjetiva e impone el miedo al desclasamiento. La necesidad de la diferenciación de nuestra posición respecto a los “otrxs” se vuelve una pata que sostiene lo que podríamos llamar una crisis de la solidaridad, donde mientras yo pueda aguantar y le saquen los planes al otro de allá, estamos bien, porque así es como se llega a ese país del “desarrollo”.
La racionalidad liberal logró imponer un lenguaje de razón que permite la reproducción de las relaciones de poder al organizar nuestras percepciones y acciones. En el artículo “La dinámica del neoliberalismo y sus desplazamientos. Para una crítica inmanente en orden a su superación” nuestra querida María Alejandra Ciuffolini, doctora en ciencias sociales y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC, menciona que dicha racionalidad se produce bajo la articulación de consentimiento y represión y “se manifiesta como una racionalidad localizada, operativa y práctica dirigida a conjurar la incertidumbre que reproduce como precariedad, inseguridad y despojo”. Todo esto, brilla en la actualidad, no digo sólo por el presente gobierno que seguramente haga de esa luz un reflector, sino que la racionalidad se fue estableciendo silenciosamente como cimiento de acciones en diferentes gobiernos. La repercusión de la inflación es evidente en el salario real, lo vemos al ir al súper y que lo que comprabamos ayer por $500 hoy está a $1000 y en las condiciones de vida ya que, tu ingreso sigue igual que ayer, antes de ayer, hace un mes y así.. O, quizás sea mejor poner en práctica la actitud del vocero del presidente -sí, el vocero- y hacernos los desentendidos sobre la inflación y decir “no se específicamente a que te referís con el tema de que va a impactar en los ingresos”.
Se que estamos atravesados por la individualización porque no estoy exenta de ello. La clase "media" tiene eso de valerse por sus propios medios, de pensar que los planes sociales de otrxs los paga con su trabajo, piensa y se escucha en la calle que sea el gobierno que sea, igual tiene que salir a laburar. Pero esa salida amigo, amiga, se puede dar en circunstancias muy diferentes, el consumo de tu fuerza de trabajo, se puede dar de modos diversos. Esto último, que no será desarrollado, me da pie a mencionar que la libertad aquí, -saco una flecha-, es resultado del despojo, de la carencia de posesión de otra mercancía para vender que no sea su propio pellejo y -saco otra flecha- de la autonomía de venderse, porque es libre de no hacerlo aunque eso signifique morir de hambre.
Claramente los más afectados no van a poder decir en unos días, hay que aguantar. Porque con hambre no se aguanta, y esas changas, del planero que tratas de vago, que nació en un hogar pobre y que el mérito lo único que permite es amarrarlo con clavos y tornillos a ese lugar de origen, va a ser inexistente, porque esa familia con papá y mamá con sueldo fijo a quienes no se lo aumentaron y éste vale la mitad pueden aguantar... pueden aguantar con el pasto largo, sin cambiar el color rosita de la habitación de su hija a la que ya no le gusta el rosa, con las medias rotas, con la casa que están construyendo en stand-by, etc. prescindiendo de todo el laburo de esas changas.
Se mantiene inexistente la movilidad social ascendente que se promete en una competencia desigual donde “sin presencia del Estado” va, con una presencia negativa, la realidad de muchxs estará cargada de condiciones sociales y económicas sumamente desfavorables donde el salario no va a poder lograr ser un contrapeso adecuado para las ya manifiestas quita de subsidios y desfinanciación del sector público. Es muy probable que los comedores se llenen y que se necesite cada vez más la presencia de un Estado asistencialista porque no se desea incentivar la producción nacional pero sí al capital privado y financiero.
Los que tienen su capital en dólares están con una sonrisa de oreja a oreja ¿Quienes tienen capital acumulado? Unos pocos… y ¿para quién se gobierna? Para unos pocos.
Se que determinadas organizaciones sociales, iglesias, movimientos sindicales y estudiantiles van a a salir a la calle, no sólo para reclamar y alzar la voz por justicia a pesar de las declaraciones inconstitucionales de Bullrich y de las amenazas de cárcel o bala del Espert sino también para dar de comer al hambriento, cubriendo al desnudo y ayudando al enfermo.
El intento de desactivar la lucha y la resistencia es para que cuando te digan te damos tu sueldo en partes como se pretende en San Luis, vos digas: hay que aguantar. A pesar de que sí hay plata, porque a vos te la sacan.

Paola Siciliano
Amante de mi país y de Latinoamérica. Me encanta ver el mundo desde la pregunta; pretendo desarrollar ese lente siendo estudiante, hoy de sociología, mañana no sé. Soy de las personas que no puede callar cuando ve una injusticia y aunque parte de mundana no pretendo amoldarme al mundo sino ser transformada mediante la renovación de mi mente (sólo para entendidxs).